La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más
horrendo de la historia. Como en la Primera, murieron más civiles que soldados,
unos cincuenta millones de los primeros y unos quince millones de los últimos.
Pero esta guerra mundial, aún más que la anterior, fue una guerra total,
en la que poblaciones enteras fueron movilizadas para el combate o la producción
militar, y toda la población se convirtió en objetivo de los ataques.
Los odios
y rivalidades que consumían a buena parte del mundo eran más profundos de lo que
muchos intelectuales y analistas podían imaginar. La guerra total fue posible,
sobre todo, debido a la tecnología moderna, en armamento, comunicaciones y
producción industrial.